Nadie se llama Perucho Corchuelo

Perucho Corchuelo prefiere que lo llamen Santiago Roché porque sí es un nombre común. También le gusta ir a casa de sus abuelos, jugar con sus amigos e ir al circo. Pero a sus abuelos les gusta llevar a Perucho al circo, no a ningún Santiago… Es ahí que se da cuenta Perucho de que su nombre, aunque no es común, es el más bello de todos. La historia hace un llamado sobre la importancia no solo de aceptarse cómo cada persona es, con defectos y cualidades; sino, que cada uno debe sentirse orgulloso del nombre y de la familia en la cual ha nacido y de la cual forma parte. Resaltando así que los lazos familiares son la base de nuestra sociedad.