¡Sólo un sorbo!

Una sofocante tarde de verano en la pradera, una rana le dice a su amiga que podría beberse toda el agua del mundo. Su amiga no le cree y, sin saber muy bien lo que hace, la reta a cumplir su deseo. La ranita empieza a beber, y al cabo, lo logra: no deja ni una sola gota. Todos los animales de la selva se quedan sin qué beber, y tendrán que averiguar cómo hacer para que devuelva el agua, que es preciosa para todos... pero hay pocas formas de hacer cambiar a esta ranita de opinión, y descubrirlas puede exigir de alguien realmente ingenioso y carismático. La historia de esta rana no sólo tiene valor por la oportunidad que brinda para generar conciencia ecológica en los chicos, además, nos da a chicos y grandes una lección sobre la persuasión y la convivencia.